Viaje a Galicia (Santiago, Vigo y La Coruña)

Morrofino Taberna, Mesón-Restaurante Codex, O gato negro, A Noiesa casa de comidas, El Papatorio tapas y brasas, Taberna da Penela, Bar-cocedero la piedra o La Urbana son algunos de los establecimientos que probamos.

Este mes de julio hemos decidido viajar a la comunidad autónoma de Galicia, visitando tres de sus ciudades principales, una región donde el verde es el color predominante.

Decidimos ir a finales de julio para huir del calor, aunque las temperaturas que nos encontramos allí fueron anómalas para dicho lugar. Nuestra primera parada fue Santiago de Compostela, una ciudad pequeña pero llena de vida y donde confluyen multitud de personas diferentes cada día. La ciudad está claramente dividida entre la parte nueva y la parte antigua, donde se encuentra todo el bullicio. Son muchos los bares y restaurantes que tiene Santiago.

Desde la Alameda hasta la catedral hay un par de calles, o ruas como allí se les llama, plagadas de establecimientos de comida. Hay que entender que con tanto trasiego de turistas y peregrinos puede dar la impresión de que los locales van a intentar ‘engañar’ o aprovecharse, aunque ni mucho menos es así. Además, algo que ocurre en toda Galicia, con la bebida te incluyen una tapa que suele ser generosa.

Entrando en materia, dentro De Santiago visitamos el Mesón-Restaurante Codex. Se trata de un local de dos plantas, muy bien situado, que puede parecer hecho para turistas pero cuyo trato y calidad es perfecto. Allí degustamos nuestra primera mariscada gallega, unos chipirones fritos, queso, un par de botellas de vino y postre, todo por cien euros. Hay lugares mejores, sí, pero este es una buen primer destino antes de conocer la ciudad y pensar próximos locales a visitar.

Un lugar clásico De Santiago, con más de cien años de historia, es O gato negro. Es una taberna antigua donde sirven en taza o “cunca”, como se hacía hace años, vino blanco Ribeiro de tonel. Además los camareros y el dueño son encantadores. Como anécdota, preguntamos por los ‘chicarrones’ y estuvimos hablando mucho de la diferencia entre el chicarrón gallego y el que se conoce en Andalucía, dándonos incluso a probar el producto antes de pedirlo. Sin duda una visita obligada, aunque sea para probar su vino.

Otro de los lugares a los que no debes dejar de ir en Santiago es A Noiesa casa de comidas, allí es casi imprescindible reservar. El lugar es moderno y bien decorado, ofreciendo un trato y una calidad de producto extraordinario.

El Papatorio tapas y brasas fue otro de los lugares que probamos. Allí asombra el expositor de la entrada, con todo tipo de carnes y pescados de la región, y la gran brasa que se puede ver antes de entrar al salón. Un lugar también moderno, aunque el servicio, quizá el camarero que nos tocó a nosotros, no fue el mejor.

Dejamos Santiago y pusimos rumbo a La Coruña. Como ciudad, a pesar de tener mar, es menos transcurrida y mucho más grande que Santiago de Compostela. Allí es visita obligatoria la Taberna da Penela. Su tortilla de Betanzos y carne asada son espectaculares, además de encontrarse en plena plaza del ayuntamiento, la plaza de María Pita.

Como buenos cerveceros también os recomendamos que visitéis la fábrica de Estrella Galicia, MEGA. Una experiencia divertida y diferente que podréis culminar con una cata y/o maridaje.

La ciudad de Vigo nos gustó más que Coruña, aunque tampoco tiene el encanto de Santiago. Aquí es imprescindible pasar por la denominada calle de las ostras, llena de bares y restaurantes que tienen puestos independientes delante de sus locales donde se venden y sirven ostras, las cuales puedes consumir en el establecimiento en el que hayas decidido sentarte o allí de pie.

Nosotros paramos en el Bar-cocedero la piedra, un local con historia, donde seguramente tendrás que esperar para sentarte, y en el que una buena mariscada para dos personas por 60€ es una obligación. Además, lógicamente, de pedir media docena de ostras, que tenían un precio de 25€.

En Vigo también decidimos dejar al marisco de lado por un momento y probamos dos cosas distintas. En primer lugar fuimos a Morrofino taberna, un local recomendado por la guía Michelin. Muy buen servicio, gran calidad de productos y platos diferentes, mezclando la cocina gallega con toques asiáticos. También probamos la hamburguesería La Urbana, donde degustamos las mejores hamburguesas que hemos comido hasta la fecha. Carnes de primerísima calidad y recetas nada habituales para este tipo de comida.

Por último, como añadido, os recomendamos hacer un tour que vaya por las Rias Baixas, pudiendo ver cómo se trabaja en las bateas de mejillones, ostras y vieiras y degustando los mismos en alta mar. Una gran experiencia.

Sin duda Galicia es un viaje gastronómico imperdible, un lugar con una cantidad de productos excelentes y al alcance de todos.


Deja un comentario