No hace falta ir a Segovia para encontrar un buen cochinillo, en la Extremadura profunda encuentras uno sobresaliente a un precio espectacular.
Nos trasladamos a Torrequemada, a menos de 20 kilómetros de Cáceres (Extremadura). Se trata de un municipio de menos de mil habitantes ubicado fuera de las rutas más habituales de la región. Nosotros acudimos por el Restaurante La Plaza, ya que un turista no pasaría por dicho pueblo si no va buscándolo.

Como su propio nombre indica, el restaurante está al lado del Ayuntamiento, junto a la plaza del pueblo. Se trata de un edificio de dos plantas propio del lugar. La planta baja está dividida en la zona de barra y un pequeño salón, en el piso superior encontramos el salón principal y las cocinas, conectadas con otra en la planta inferior. Techos muy altos, decoración rústica y tradicional, son las señas de identidad del local.
Con una ubicación complicada, Restaurante La Plaza lleva más de 20 años funcionando y es difícil poder comer allí si no tienes reserva. Todo una excepción en una región donde tampoco es que sean especialistas en asados. Extremadura tiene un género maravilloso, pero se especializan en embutidos o en carnes a la parrilla, o incluso en corderos, más que elaboraciones relacionados con el asado.
La oferta gastronómica del local es sencilla, sin florituras. Tiene sus cuatro o cinco entrantes clásicos y algunas carnes, pero el rey es el cochinillo. A la hora de reservar, es necesario indicar, además del número de comensales, que todos van a comer cochinillo. En la mesa el servicio es rápido porque los hornos ya tienen previsto los clientes de ese día y lo tienen preparado. Te sirven el cochinillo ya partido, junto a ensalada mixta y unas patatas panaderas con sal y pimienta. Un cochinillo sabroso, muy tierno y con la piel crujiente. Además, si te quedas con hambre, cosa complicada, te dan la opción de repetir cualquiera de los tres platos sobre la mesa, repetición que no tiene un coste añadido, una especie de ‘come todo el cochinillo que puedas’. Todo esto tiene un precio irrisorio, poco más de 20 euros por persona, a lo que hay que sumar las bebidas y los postres, o mejor dicho el postre. Un surtido variado a un precio también muy asequible.
Estamos ante una parada muy recomendable, y casi obligatoria, si se visita Cáceres. Un lugar de los que ya no quedan, conocido expresamente por un único plato, y que además de transportarte a épocas pasadas te demostrará que no hace falta ir a Segovia, Arévalo o Madrid para degustar un plato exquisito de la gastronomía española.



